¡Extraordinaria obra, Antonio! En el cuadro se capta el alma de este rincón tan murciano de forma tan acertada que nos parece oír el canto de los pájaros que anidan en el gigantesco ficus de santo Domingo. Y Trapería, una de las dos arterias queridas de ese corazón de la Murcia histórica, cuyo latido cordial, amable, se mantiene en la estrechez de esas calles, hechas a la medida humana... imaginamos que la hora es temprana, o quizás la de la siesta. No hay bullicio de viandantes lentos en su paseo o apresurados en sus negocios. El paisaje urbano respira pausado, pero no solitario: está el pintor, admirándolo y rindiéndole el homenaje de su obra, para hacerlo eterno.
2 comentarios:
¡Extraordinaria obra, Antonio! En el cuadro se capta el alma de este rincón tan murciano de forma tan acertada que nos parece oír el canto de los pájaros que anidan en el gigantesco ficus de santo Domingo. Y Trapería, una de las dos arterias queridas de ese corazón de la Murcia histórica, cuyo latido cordial, amable, se mantiene en la estrechez de esas calles, hechas a la medida humana... imaginamos que la hora es temprana, o quizás la de la siesta. No hay bullicio de viandantes lentos en su paseo o apresurados en sus negocios. El paisaje urbano respira pausado, pero no solitario: está el pintor, admirándolo y rindiéndole el homenaje de su obra, para hacerlo eterno.
Gracias Rosa, por tus elogios, efectivamente es hora de la siesta. Quedo a la espera de que nos digas la fecha de la presentación de tu novela.
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